Lectura en personas mayores

Lectura en personas mayores

Incorporar el hábito de la lectura a la rutina de cualquier persona trae una serie de aspectos positivos para salud mental, independientemente de la edad que se tenga, aunque, en la tercera edad es considerado como una gimnasia mental, además de ayudar a combatir el sentimiento de soledad en personas mayores y a muchos los ayuda a conciliar el sueño más rápidamente.

De hecho, en el año 2011 la Universidad de Sudáfrica, bajo la dirección del profesor Víctor Nell, reveló en un estudio que, si se lee por placer, el cerebro humano genera dopamina y serotonina, dos químicos naturales que se relacionan con la sensación de bienestar en las personas.

Mantener la mente activa es fundamental para las personas mayores de 65 años, ya que, a partir de esta edad, nuestra actividad suele disminuir, cuyo principal papel lo juega la jubilación. Asimismo, es posible que, a partir de esta edad el cerebro empiece a dar señales de deterioro cognitivo que, con actividades como la lectura, además de muchas otras, se puede lograr ralentizar.

Beneficios de leer en la tercera edad

Tras lo dicho, dentro de los principales beneficios de leer en la tercera edad se encuentran:

  • Mejorar el rendimiento cognitivo
  • Reduce el riesgo de padecer enfermedades y deterioro cognitivo.
  • Favorece la memoria y la capacidad mental.
  • Ayuda a conciliar el sueño: muchos adultos mayores presentan problemas para poder caer en un sueño profundo y descansar correctamente.
  • La lectura ayuda a liberar el estrés y las cargas mentales, ya que nos centramos en la historia que estamos leyendo.
  • Incrementa la imaginación y creatividad: la mayoría de los géneros literarios promueven que el lector imagine y cree los protagonistas, lugares y situaciones de la historia.
  • Por medio de la lectura se puede llegar a un nivel de bienestar que ayudará a la persona mayor a reducir su nivel de cortisol por medio de la relajación que puede propiciarle.

¿Cómo fomentar la lectura como pasatiempo?

  • Instaurar un horario dentro de la rutina diaria destinada a leer.
  • Puede empezarse con algo más corto, como una revista, periódico o un libro de bolsillo, e ir aumentando paulatinamente la intensidad.
  • Realizar una lista de temáticas o géneros de interés.
  • Encontrar un sitio cómodo y tranquilo, con la luz y ventilación apropiadas para leer.
  • Si prueba con un género y no llega a gustarle lo suficiente, probar con otro diferente.
  • Crear grupos de lectura con la comunidad más cercana.
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