Actividades para la etapa de la jubilación y su cantidad de tiempo libre

Actividades para la etapa de la jubilación y su cantidad de tiempo libre

La jubilación supone la apertura de una nueva etapa.

Es más habitual de lo que pensamos que muchas personas que llegan a esta etapa de vida comiencen a padecer síntomas depresivos. Es algo difícil de pensar, ya que, muchos de nosotros a lo largo de nuestra vida laboral hemos pensado muchas veces en la edad de jubilación, esa en la que dejas de tener la obligación de ir a trabajar todos los días, con mucho más tiempo libre para hacer lo que más te apetezca. Sin embargo, no siempre se vive de esa manera al llegar a jubilarse.

Debido precisamente a esto, a que llevamos una cantidad considerable de años con nuestros días programados de actividades y obligaciones que debemos hacer, es posible que cuando se llegue a la jubilación se sienta una especie de vacío.

Puede ocurrir que empecemos a sentir que ya “no servimos para nada”, al dejar de tener una actividad concreta que dependía de nosotros mismos y nuestro esfuerzo.

Asimismo, el tener tantas horas libres al día sin nada claro que hacer, puede llevarnos a una sensación incómoda, que ni siquiera nosotros mismos entendemos y a mostrarnos frustrados y enfadados todo el tiempo.

Y esto mismo, puede pasar debido a que, el hecho de no haber tenido mucho tiempo libre en nuestra vida laboral, ha provocado que dejáramos de hacer ciertas actividades que ya, siquiera se recuerda que se disfrutaban.

Fases en la jubilación

Como sucede siempre que hay cambios en nuestras vidas, una vez que se adquiere la edad de jubilación, empieza un proceso adaptativo en el que se pueden distinguir varias fases, aunque no todo el mundo pasa por todas:

  1. Idealización. Las impresiones colindantes al iniciar esta etapa suelen ser muy positiva, ya que, como hemos comentado, se piensa que al fin se va a tener tiempo para relajarse y disfrutar.
  2. Desilusión. Con el paso de los meses, las cosas comienzan a cambiar. Si no existe un plan de actividad claro a largo plazo o no nos ponemos metas, disponer de tanto tiempo libre puede tornarse en contra. En esta fase es común que la persona aprecie ansiedad, frustración e incluso nostalgia por su anterior vida.
  3. Cambio. Es preciso reorientar las prioridades, las actividades y el concepto general de las rutinas. Cuando no existe iniciativa de cambio, es importante que los familiares, cuidadores o las personas que estén a su alrededor, introduzcan poco a poco estas modificaciones de hábitos y actividades a realizar, crearle metas y objetivos que puedan conseguir y así afronten la nueva situación con ilusiones y expectativas.
  4. Estabilización. Una vez ese cambio, el jubilado alcanza la fase de equilibrio. Ahora que se es consciente de que se puede tomar el control del tiempo y emplearlo en seguir creciendo como persona, este nuevo estilo de vida se presenta como una oportunidad para disfrutar con libertad.

Actividades que se pueden hacer cuándo nos jubilemos

De entre las diferentes actividades que podemos incentivar a esta persona a realizar según sus gusto y personalidad, podemos encontrar:

  • Viajes
  • Visitar lugares de nuestra propia ciudad o alrededores que siquiera conocían
  • Actividades al aire libre como bicicleta, paseos…
  • Asistir a un gimnasio
  • Competiciones senior
  • Cursos gratuitos para personas jubiladas de aquello que le guste como la pintura, la informática, la música, la costura…
  • Lectura
  • Quedadas con amigos

El cuidado domiciliario también es un buen instrumento para garantizar que la persona no retroceda en su proceso de adaptación a la nueva situación, ya que se encargarán de asegurarse y acompañarle en el proceso cuidando las relaciones sociales y evitando el aislamiento, acompañarle a participar activamente en las iniciativas del barrio, no desatender las rutinas de actividades diarias, ayudarles a afrontar nuevos retos físicos e intelectuales, conservar una dieta saludable.

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