Cada vez resultan más conocidos conceptos como el envejecimiento activo debido al evidente aumento en nuestra población de personas mayores. Asimismo, otros conceptos relativamente recientes como calidad de vida y bienestar han mejorado la dirección del interés por el conocimiento de las necesidades y perspectivas que garanticen que los adultos mayores se desenvuelven dentro de estos términos.
Las personas adultas, conforme vamos envejeciendo, a la vez que nuestro cuerpo, envejece nuestro cerebro, reduciendo en muchas ocasiones las capacidades cognitivas, lo que supone un envejecimiento normal del cerebro.
La estimulación cognitiva, no solo es conveniente en personas que comienzan a padecer alguna demencia como la enfermedad tipo Alzheimer, sino que, también es importante para aquellas personas que por envejecimiento normal comienza a notar pérdidas de memoria, dificultad para encontrar palabras… De esta manera ayudamos a prevenir que la pérdida vaya avanzando.
En relación a esto, estudios afirman que la estimulación cognitiva se plantea como la primera intervención a realizar en el envejecimiento normal, el deterioro cognitivo leve y la demencia. Esta metodología se basa en técnicas y ejercicios organizados de forma sistemática establecidas con la frecuencia que determine el psicólogo/neuropsicólogo.
A través de la estimulación cognitiva cualquier persona puede mejorar sus capacidades cognitivas (memoria, lenguaje, gnosias, funciones ejecutivas…). Los objetivos de la estimulación cognitiva en personas sanas son desarrollar las capacidades cognitivas y mejorar y optimizar su funcionamiento.
En el caso de enfermedades neurodegenerativas como las demencias, también tiene un objetivo terapéutico muy importante, ya que es una de las técnicas de intervención más consolidada, puesto que interviene en la reserva cognitiva, consiguiendo ralentizar el deterioro cognitivo y, por tanto, retrasar el aumento de dependencia en su día a día.
Beneficios de la estimulación cognitiva
Entre los beneficios que concede esta técnica, obtenemos la mejora de la calidad de vida de la persona. Esta mejora se origina gracias a la obtención de objetivos más específicos como:
- Mejorar el funcionamiento cognitivo
- Prevenir la pérdida de memoria
- Ralentizar el avance del deterioro en caso de enfermedad
- Evitar la desconexión con el propio medio
- Reducir la ansiedad, el estrés y la confusión que puede causar el deterioro cognitivo en caso de padecerlo
- Potenciar la autonomía
- Mejorar la autoestima
- Además de la calidad de vida del enfermo, mejorar la de su familia y las personas de su alrededor
- Incrementar su bienestar general y el de las personas que le rodean.
En conclusión, nuestro cerebro necesita ejercicio constante a lo largo de nuestra vida, pero especialmente a medida que vamos cumpliendo años. Por ello, cuanto antes comencemos a ejercitarlo, mejores serán los resultados, ya que, estaremos previniendo la aparición del deterioro cognitivo en caso de ser una persona sana, y, en el caso de ya presentarlo, ralentizaremos que este aumente y desemboque en una demencia, siendo la estimulación cognitiva la técnica con mejores resultados hasta la actualidad.
En Salutte, somos conscientes de la importancia de mantener activo nuestro cerebro, por lo que contamos con sesiones de estimulación cognitiva de 60 minutos en el domicilio de la persona, organizadas y realizadas por nuestra psicóloga sanitaria especialista en gerontología.