Hoy en día, en las noticias que aparecen en nuestras televisiones o periódicos, podemos obtener mucha información sobre el número de contagios o de fallecimientos que se están produciendo debido al estado de pandemia que estamos viviendo, sin embargo, no se habla de otros efectos adversos que esta situación tiene, sobre todo, en las personas mayores.
Debido a que estas personas son un colectivo especialmente vulnerable a la COVID-19, son y han sido durante la actual pandemia una población prioritaria de confinamiento y de distanciamiento social en general.
Solemos escuchar que los jóvenes son los que más están padeciendo trastornos como la ansiedad debido a las medidas restrictivas y la disminución del ocio en nuestras vidas, pero, lejos de la realidad, psicólogos clínicos de la Asociación Psicoanalítica de Madrid, advierten que la situación está desbordando a la población y no solo a personas jóvenes.
Por el hecho de que la persona supere los 60-65 años, no quiere decir que no sufra la ruptura de sus actividades y su rutina, al contrario, son los que más suelen sufrirla, ya que, algunos, comienzan a tener un estado de decaimiento tanto físico como cognitivo, en ocasiones dentro de la normalidad de la edad que presentan, y el romper su rutina, su actividad y su ocio, les lleva a permanecer demasiado tiempo en casa sentados sin hacer nada o haciendo actividades poco beneficiosas para ellos, lo que les puede provocar efectos negativos a nivel cognitivo.
Raúl Vaca, psicogeriatra de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), ha notificado en una entrevista que el “20% de las personas mayores experimentaban normalmente problemas relacionados con la demencia o el deterioro cognitivo, además de sintomatología depresiva o ansiosa”, antes de que se produjera el confinamiento en la primera ola, lo que nos hace pensar, ¿qué porcentaje tendremos actualmente tras toda esta situación que estamos viviendo?
Asimismo, hay que tener en cuenta que la falta de contacto con sus seres queridos, que en ocasiones les podría ayudar a disminuir su estado de ansiedad o estrés ante toda esta situación de contagios, está provocando que afloren alteraciones conductuales y estados emocionales negativos como la depresión.
En general, podemos afirmar que la situación actual que estamos viviendo con la COVID-19, tiene efectos adversos en nuestros mayores en términos de inactividad física, deterioro cognitivo y demencia, soledad o afectación del estado emocional.
Por ello, es importante entender el impacto de estos efectos negativos para instaurar medidas que promuevan la detección precoz, rehabilitación y/o mantenimiento y un seguimiento del estado de la persona.
Estas medidas pueden comprender actividades ya conocidas de promoción de la actividad física, la estimulación cognitiva, así como medidas sociales para evitar la soledad y la afectación del estado emocional, siempre protegiéndonos ante el virus.