La etapa de vida en la que empezamos a envejecer puede traer consigo problemas en los ojos. Las enfermedades oculares crónicas, como las cataratas, son afecciones de la vista que en algunos casos tienen tratamiento, pero que en muchos otros, los daños son definitivas.
El glaucoma en concreto es la segunda causa de ceguera a nivel mundial y empeora la calidad de vida y la autonomía de la persona que lo sufre. Es una patología que puede ser silenciosa en la que muchas veces uno mismo no se da cuenta de que está perdiendo la visión.
El glaucoma es una enfermedad que afecta directamente al nervio óptico, el cual desempeña un papel fundamental en la transmisión de la información visual desde el ojo hacia el cerebro, lo cual es esencial para mantener una buena visión. Por ello, si la persona padece de esta patología, sufre una pérdida progresiva del campo de visión que, si no se detecta a tiempo, puede terminar en una pérdida completa.
Esta afección es irreversible, pero con el tratamiento adecuado la persona puede estabilizarse.
En España, casi un millón de personas padecen glaucoma, es decir, casi el 3% de la población.
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¿Cómo ve alguien con glaucoma?
Por lo general, como se ha dicho, va reduciendo su campo visual, hasta llegar a una visión tubular y, finalmente, perder la vista, aunque dependerá del tipo que sufra la persona.
Tipos de Glaucoma
Existen muchas tipologías, pero los siguientes son los más comunes en personas mayores:
Glaucoma primario de ángulo abierto
Es el más común. Aparece después de los 40 años y se define por tener una progresión lenta y no presentar síntomas hasta las últimas fases de la enfermedad, en la cual la persona pierde la visión.
Glaucoma de ángulo cerrado
Puede ser de carácter agudo o crónico. Su forma aguda suele ocasionar en el paciente un dolor ocular fuerte, vista borrosa y enrojecimiento de los ojos.
Glaucomas secundarios
Suelen derivar de otra enfermedad ocular, y generan elevación de la presión ocular. Puede provenir de, por ejemplo, el uso de medicamentos con corticosteroides o de otras patologías, como la diabetes.
¿Cuáles son los síntomas del glaucoma?
Los síntomas de esta enfermedad varían según el tipo. En el glaucoma de ángulo abierto, los signos iniciales no son detectables, por lo que pasan casi desapercibidos. Sin embargo, a medida que avanza, se presenta un punto ciego en la vista periférica.
En cambio, los de ángulo cerrado, presentan disminución de la vista y ven borroso, halos de luz, dolor de cabeza leve y dolor severo en los ojos o en la frente y náuseas.
Tratamiento del glaucoma
El tratamiento médico reside en la aplicación de gotas en colirio que tienen como objetivo principal bajar la presión ocular. Estas deben ser administradas 2 o 3 veces al día, de por vida. Sin embargo, puede suceder que al cabo de un tiempo ya no se toleren bien, por lo que deberá ser tratado con láser o ser operado.
La trabeculoplastia láser es un tratamiento de carácter ambulatorio que dura unos pocos minutos y que solo es útil en personas mayores y en muchos casos, desaparece su efecto al cabo de un tiempo. Por otro lado, la ciclofotocoagulación con láser díodo solo es útil en diagnósticos ya muy avanzados.
La intervención quirúrgica más utilizada se denomina trabeculectomía radica en indagar una salida alternativa hacia el exterior para el líquido situado delante del cristalino del ojo.
¿El glaucoma es hereditario?
Se ha confirmado que la existencia de antecedentes familiares incrementa el riesgo de glaucoma de cuatro a nueve veces. Sin embargo, el que resulta más propenso a heredarse es el tipo primario de ángulo abierto.
Por ello, se recomienda acudir al oftalmólogo y realizarse chequeos cada dos años a partir de los 40 años y de manera anual después de los 60, para detectarlo lo antes posible.