La época que nos ha tocado vivir está siendo una de las más difíciles que ha habido desde hace mucho tiempo, siendo a las personas de tercera y cuarta edad a las que más les está afectando a nivel de salud emocional y fisiológica.
El aislamiento, la soledad, el miedo al contagio y la ansiedad que esto les genera, son las emociones más repetidas entre las personas mayores.
Los principales miedos que estas personas tienen ante el COVID-19 son a la soledad y la mortalidad, llegando a provocar en ocasiones trastornos casi delirantes, ya que ha habido personas mayores que han acudido al médico asegurando que mostraban todos los síntomas y que sentían que iban a morir, comprobándose luego en la consulta médica, que nada de esto era real.
La ansiedad en particular, es una de las emociones más destacada entre toda la población ante esta situación de pandemia, pero la constante información sobre las consecuencias del virus en las personas mayores, afecta de manera específica a la salud mental de estas personas, sobre todo si tienen algún deterioro, si son dependientes o si viven solas.
Asimismo, el aumento de aislamiento por miedo al contagio, unido a la apatía que algunas personas mayores ya presentaban, a la ruptura de rutinas previas y a la disminución de opciones para entretenerse, aumentan su nivel de angustia.
Por otro lado, no hay que olvidar que, muchas personas mayores han tenido una sensación de discriminación tremenda por no tener la posibilidad de acceder a cierto material médico simplemente debido a su edad, incrementando esto la depresión de muchas de estas personas.
Todas estas alteraciones emocionales que han sufrido los adultos mayores, les han llevado incluso a incrementar la desorientación y el deterioro cognitivo que, algunos, ya presentaban de antemano.
Qué hacer ante todo esto como cuidadores, familiares o personas cercanas a ellos
Lo principal es no cortar el contacto con ellos. Es importante mantener las pautas de seguridad que ya conocemos para evitar contagios, pero es positivo favorecer la relación de estas personas mayores con las personas más allegadas a ellos, sobre todo con sus nietos, ya que esta relación intergeneracional beneficia tanto al niño como a la persona mayor, aportando el bienestar que, en ambas ocasiones, pero sobre todo el abuelo, necesita.
En ocasiones, no es posible un contacto directo por diversos motivos, pero, para ello estamos en una época en la que los niños, cada vez más jóvenes, utilizan a diario los ordenadores, internet y los teléfonos móviles. Esto es de lo que deberíamos aprovecharnos, ya que, es muy sencillo hacer una llamada telefónica todos los días a nuestro familiar mayor para preguntarle cómo está y recordarle e incentivarle a hacer esas actividades, rutinas y tareas que puede hacer en estos momentos, evitando hablar del virus, ya que la televisión se encarga de recordárselo a cada momento, e intentando que esos ratos en los que habla con cada familiar, desconecte de lo que se está viviendo.
Esto, a su vez, ayudará a nuestros familiares mayores, puesto que, en cierto modo están estimulados gracias a las interacciones con otras personas, ya que, en ocasiones, la única estimulación que tenían en su día a día era cuando se encontraban en el centro de día aquellas personas que asistían a este tipo de centros, y que actualmente permanecen cerrados.
Desde Salutte, podemos poner nuestro granito de arena gracias a nuestro servicio de acompañamiento a personas mayores presencial o por vía telefónica o mediante videollamadas. De esta manera, las personas mayores que disfruten de este servicio, sentirán la compañía que en estas ocasiones necesitan, además de, como ya se ha comentado, estar estimulado el mayor tiempo posible.