La disfagia es un trastorno de la deglución que les entorpece el poder tragar bien los alimentos. Ocurre independientemente de que lo que se trague sea un alimento líquido o sólido.
A pesar de estas dificultades, la disfagia en personas mayores no les impide tragar, tan solo se lo dificulta. Cuando el problema va avanzando y la persona se vuelve incapaz de tragar, hablamos de afagia.
La disfagia es un problema que afecta alrededor del 25% de las personas de más de 65 años, y el porcentaje sube todavía más en personas con Alzheimer (entre el 45% y el 50%), siendo más elevado en enfermedades como el Parkinson (entre el 52% y el 82%).
Además, en determinadas enfermedades como el Alzheimer pueden también dificultar la comunicación del problema. Por ello, será importante permanecer bien atento a los síntomas.
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Tipos de disfagia
Existen dos tipos de disfagia dependiendo de las causas, síntomas… Entender qué tipo de disfagia padece la persona es esencial para que el tratamiento y la actuación correspondiente sean los adecuados.
- Disfagia orofaríngea: en este tipo de disfagia el problema se produce en la faringe. Las dificultades se presentan desde el momento en el que se traga el alimento. Pueden surgir complicaciones mayores al pasar los alimentos hacia la tráquea. Existe riesgo de atragantamientos.
- Disfagia esofágica: el problema nace en el esófago. Debido a ello, el alimento pasa bien y se puede tragar. Sin embargo, no podrá continuar su paso hacia el estómago. Hay un gran riesgo de vómitos constantes, imposibilitando una adecuada nutrición.
Principales síntomas de la disfagia
Son muchos los riesgos de sufrir disfagia, pero el problema añadido surge cuando además la persona no lo puede comunicar bien.
Los principales detalles a los que debemos estar atentos para sospechar de disfagia son:
- Cuando la persona acaba de comer, todavía tiene restos de comida en la boca porque tiene dificultades para tragarlo todo, por lo que se demora más.
- Mucha tos, sobre todo cuando ingiere líquidos. Parece respirar con menos fluidez y puede tener también arcadas.
- Se atraganta cuando traga. Ocurre tanto con líquidos como con sólidos. Puede no respirar adecuadamente y no conseguir pasar el alimento, que se queda “atascado” en la faringe.
- A menudo se le cae la comida e incluso la saliva tanto por boca como por la nariz.
- La persona declara otros síntomas, como un nudo en la garganta o ardor en el estómago.
- La ingesta de medicación puede ser uno de los primeros síntomas, ya que no puede tragar bien el medicamento.
- La voz de la persona a menudo puede sonar distinta, ya que puede tener algún alimento “atravesado”.
- Falta de ganas para comer. Por ello, podemos pensar que es un problema de hambre. Sin embargo, no debemos descartar demasiado pronto otras posibles causas, como la disfagia.
- Cuando comen, pueden tener sofocos o vómitos frecuentes.
- La persona podrá haber disminuido su peso. También puede tener síntomas de desnutrición o deshidratación.
Sugerencias para la alimentación: qué hacer
Lo más importante es que los alimentos que ingieran sean cómodos de tragar. Para ello, lo más relevante es la postura y la textura, pero veamos consejos concretos:
- Comida troceada en pequeñas porciones.
- Sentado derecho y sin torcer la cabeza ni la garganta. Pon el alimento en mitad de su lengua y colócate en frente suyo para que no se gire.
- Evita distracciones, que la persona mayor tenga su atención puesta en el proceso de alimentación.
- Procura que los alimentos tengan textura adecuada: los líquidos con espesante o semisólidos (como gelatinas). Otras comidas como purés, tortillas, huevos revueltos, flanes, pescados, etc., también pueden ser fáciles de digerir y tragar.
- Evita líquidos y alimentos con texturas complicadas: con fibras, semillas o piel. También evita alimentos crujientes y duros o pegajosos.
- Mantén una buena higiene bucal, limpiándose la boca tras cada comida y que acuda periódicamente al dentista si tiene cualquier dificultad con la dentadura.
- Usa productos apropiados. Por ejemplo, para beber existen vasos sin la parte de la nariz, para evitar que el vaso choque y tengan que alzar la barbilla.