El cuidado de una persona figura una tarea difícil y un alto grado de compromiso y responsabilidad. No es algo fácil hacerse cargo de un familiar, sobre todo si no estamos preparados profesionalmente para ello, ya que, sobre el cuidador/a recae la mayor parte de responsabilidad y esfuerzo diario.
En un principio, puedes no ser consciente y casi sin darte cuenta te conviertes en cuidador de un familiar.
Cada situación es singular, pero es muy habitual que en la práctica de diferentes cuidadores florezcan sentimientos comunes que impactan negativamente en el bienestar emocional y en la calidad de vida de los cuidadores como pueden ser ansiedad, estrés, soledad, desbordamiento, tristeza…
Es normal que aparezcan, ya que, el comenzar a cuidar de un familiar puede cambiar nuestra vida de manera notable, pero en la medida de lo posible tenemos que tomar consciencia de ello y abordar medidas para combatirlos, de manera que no afecten en nuestra capacidad de cuidar ni a nuestra vida personal.
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Consejos para los cuidadores de personas mayores
Existen algunos hábitos y consejos que pueden ayudarnos, además de diferentes técnicas de relajación que expondremos a continuación.
De entre los consejos podemos destacar:
- No realizar nunca aquellas tareas que el familiar puede realizar, además, así fomentaríamos su autonomía.
- Hacernos y mantener una nueva rutina.
- Hablarlo con alguien. No debemos sentir vergüenza de contar que estamos desbordados ante el cuidado de un familiar, ya que, es algo completamente normal en nuestro día a día, sobre todo, por el estilo de vida que tenemos actualmente en el que todo el mundo “va con prisas”.
- Por último, una de las más importantes es dedicarnos tiempo a nosotros mismos. Para poder cuidar bien, debemos sacar algo de tiempo para dedicarnos y para realizar aquellas actividades que nos gustaban y que solíamos hacer.
Si para ello es necesario buscar ayuda de otro familiar o de profesionales, no debemos tener vergüenza o miedo de pedirlo, ya que, es necesario normalizar que no estamos solos ante la situación y que es completamente normal que nos pueda rebasar.
Así como, que necesitamos cuidarnos para poder cuidar bien, y si para ello necesitamos un poco de tiempo, puede relevarnos cualquier otra persona, ya sea otro familiar o buscar ayuda de un profesional.
Técnicas de relajación para cuidadores de mayores
Además de estos pequeños tips, traemos algunas técnicas de relajación muy destacadas en cuidadores:
Relajación a través de los músculos
Consiste en ir relajando los grupos musculares del cuerpo haciendo un pequeño recorrido por cada parte de nuestro cuerpo. Con esta técnica, conseguimos disminuir la ansiedad relacionada con trabajos físicos.
Nos debemos sentar o tumbar, como estemos más cómodos. Una vez esto, dedica unos segundos a respirar profundamente con el diafragma.
Con la respiración profunda del diafragma concéntrate en tu pie derecho y contrae con potencia los músculos de esa parte del cuerpo, tensándolo durante 5 segundos y concentrando tu fuerza en el pie para después destensar y centrar tu atención sobre esa sensación de relajación. Una vez hecho eso, repite con los distintos grupos musculares progresivamente de abajo arriba, logrando poco a poco una desactivación muscular.
Respiración diafragmática
Siéntate en un lugar de casa con el mayor silencio posible, delibera que solo existes tú y tu respiración, pensando plenamente en esta durante un minuto o dos, realizando respiración diafragmática completamente, concentrándote en las sensaciones internas que produce la respiración, en el oxígeno entrando en tus pulmones y llenando el diafragma.
Relajación por evocación
Cada persona siente la calma de una manera distinta y a través de diferentes caminos. Este ejercicio facilita la experiencia de relajación profunda a través de la evocación de una experiencia previa de calma.
Para ello, hemos de cerrar los ojos y recordar una situación y un momento en la que hayamos sentido un estado de calma y relajación. Cuando estemos recordando esa situación y ese estado, podemos centrarnos en cada sensación (visual, auditiva, olfativa…) que hayamos sentido en aquel lugar y momento.
Además de estos ejercicios de relajación, es muy útil practicar técnicas como el yoga o el taichí, entre otros.